Esperando en la
estación del AVE, sí por una vez llego pronto y no voy corriendo con el corazón
en la boca pidiendo a todo el mundo que, por favor, me deje pasar. Ser madre me
ha hecho ser más pausada, más consciente. Ser madre me ha hecho ser mejor
persona, no me imagino de otra manera ya, soy plenamente feliz, si bien siempre
he sido bastante feliz y alegre. Yo digo que he nacido para ser madre y es que
desde muy pequeña iba por el parque cogiendo a todos los niños, pudiera o no
con ellos, las pobres madres asustadas. A mí lo que me gustaba era ser mamá
de niños del parque o de múltiples muñecas hasta bastante mayor. Ahora tengo
una muñeca de verdad y nunca pensé que fuera tan alucinate, creo que ésta es la
palabra que mejor lo describe, porque es alucinante ver que tienes una cosita
diminuta que va creciendo en tu tripa, nace, llora, come, toca las teclas
del ordenador y tardas un siglo en hacer un post…
Mi bebé ya tiene un año y
cada día que pasa la quiero más, pienso: es imposible quererla más, pero al día
siguiente ocurre ¿Cuánto durará esto? Ya dice sus primeras palabritas: papá, mamá, nene,
agua, guauguau, woooowww (ésta se la ha enseñado mi hermana, lo que ha facilitado mucho el aprendizaje de otras palabaras), me encanta verla crecer y pasar el tiempo que puedo con ella.
Ahora disfruto y
aprovecho cada minuto de la vida. Cuando te das cuenta de que no puedes estar
todos los minutos que te gustaría con tu hijo, sacas el mayor partido de cada
uno de ellos para hacer las cosas bien en poco tiempo y correr a estar con tu bebé.
Siempre me han gustado las vacaciones y los fines de semana, pero lo de ahora es
ya la bomba. Cuando llega el viernes grito: nonstop con bebita!! Juntitas,
tiradas por el suelo, riéndonos, cantando, bailando, jugando, disfrutando de
esta vida tan plena y maravillosa.
Sí, apenas lleva
un año en mi vida y ya no la imagino sin ella, lo llena todo, no necesito nada
más, no quiero nada más. No sé si estará bien o mal, hay mucha gente que
estipula lo que tienes que hacer con los niños, los horarios, las comidas,
dormir o no con ellos, cogerlos… Creo que todo está bien, siempre y cuando trates
a tu hijo con cariño, respeto y muchos mimitos.
Feliz día a todas
las que, como yo, tenéis la suerte de vivirlo. Doy gracias a Dios porque me ha
dado el mejor regalo que jamás hubiera podido imaginar.
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