Hace tiempo que quería escribir un post sobre mi vestido de novia. Aquí lo tenéis, espero que os guste.
Un vestido de novia es algo muy personal, cada novia debe elegir el que más se adecue a sus necesidades. Con independencia del vestido, todas las novias brillan con una luz especial ese día y están guapísimas. Aquí os cuento mi experiencia.
Como hacen la mayoría de las novias, recorrí casi todos los sitios de vestidos de novia antes de tomar la decisión: ateliers, diseñadores, los high street... Considero que el research y la preparación son el secreto del éxito y en mi caso fue total! Jejeje, me imagino que todas las novias consideran que su vestido de novia es el más bonito, a mí el mío me lo pareció y a mucha gente también, ya que varios meses después del acontecimiento me lo siguen diciendo.
Voy a hacer bastante hincapié en las telas, son lo que más influye en el precio final del vestido, dependiendo de la calidad de las mismas el vestido puede ser más económico o disparatadamente caro. En mis múltiples visitas para elegir el vestido (gracias mamá por ser tan paciente y acompañarme), me di cuenta de que había telas que se repetían en distintos ateliers y/o diseñadores y eso no me gustó nada, porque al final eliges un vestido que se supone que es único pero si la tela es la misma que la de otro pues ya no es tan único ¿No? En función del corte (imperio, princesa, sirena, etc.) y tipo de vestido serán más adecuadas unas telas u otras. Me gustaría destacar el taller de Teresa Palazuelo, los tejidos también eran impresionantes y Rocío es encantadora.
Como buena géminis, dual como sólo un géminis puede serlo, quería que mi vestido de novia fuera, por una parte muy de novia-espectacular y, por otra parte, quería ir sexy y poder bailar sin demasiadas dificultades. Dado que me casaba en Julio, lo de la combinación tipo Laura Vecino de llevar una falda superpuesta se complicaba ya que la falda de abajo quedaría totalmente arrugada, además del calorazo que podría pasar. La idea de cambiar de vestido no me apetecía, decidimos conservar el cuerpo y cambiar las faldas: la de princesa para la ceremonia, cocktail y cena, y la ajustada para la fiesta. Las dos faldas llevaban apliques de guipur para dar continuidad al cuerpo.
Adolfo y yo abrimos el baile antes de la cena, esta originalidad de le ocurrió al genuino Ramiro Jofre (nuestro wedding planner), con la primera falda hice el vals y bailamos otro tipo de música más comercial (sorprendiendo a todos). Después de la cena, bailamos un cha-cha-cha (nos preparamos con clases particulares) con la segunda falda.
En cuanto a la composición del traje: el cuerpo era de un guipur maravilloso hecho en Suiza, la primera falda de gazar (la tela que más me gusta para vestidos de novia) y la segunda falda de crêpe de seda por el lado brillante. El resultado fue impresionante, aquí os dejo las fotos.
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